Los hidratos de carbono son necesarios, si, pero es muy importante escoger aquellas fuentes de mejor calidad.
Los carbohidratos provenientes de cereales refinados, harinas y azúcares (aquellos no celulares y de alta densidad) no serían un buen ejemplo, ya que parece ser que facilitan una flora intestinal inflamatoria, una de las principales causas nutricionales de la resistencia a la leptina (hormona que regula la saciedad) y la obesidad.
La mejor opción son los carbohidratos celulares de baja densidad, aquellos que se encuentran en las células de alimentos como las verduras, la fruta y los tubérculos.
Los tubérculos son tallos subterráneos engrosados que sirven de reserva energética para las plantas. A nivel nutricional, por tanto, son una gran fuente de hidratos de carbono complejos, vitaminas y minerales. Además, tienen un poder saciante mucho mayor.
Existen muchos tipos de tubérculos, pero ahora en otoño el que más destaca es el boniato.
¿Habéis oído hablar alguna vez de la Shepherd’s pie? Se trata de un plato tradicional inglés que consiste en un especie de pastel de carne picada con verduras y puré de patata por encima.
La receta que os comparto hoy esta inspirada en esta preparación y consiste en un pastel de verduras y boniato. Un plato saciante y saludable que nos aporta hidratos de carbono de buena calidad. Esta versión es vegetariana, pero si vosotros coméis carne, podéis saltear un poco de carne picada con las verduras.
La crema de boniato le da a la receta un toque dulzón y cremoso que nos ayuda a satisfacer nuestro apetito por alimentos dulces.
¿Sabías que según la Medicina Tradicional China ahora nos encontramos en el verano tardío? Una de las 5 estaciones (elemento tierra) en la que hay que tonificar el sistema digestivo y para ello serán unos buenos aliados los alimentos que están en contacto con la tierra y de color naranja, como por ejemplo la calabaza, la zanahoria o el boniato. Alimentos de sabor dulce gracias a sus hidratos de carbono de absorción lenta, que nos ayudan a regular los niveles de glucosa en sangre, sobretodo si los tomamos con un buen chorro de aceite de oliva virgen.
Es una receta fácil, nutritiva y muy saciante, ideal para estos días que empieza a hacer más frío y apetecen preparaciones más calentitas y reconfortantes.
“The worst enemy to creativity is self-doubt”
Ingredientes (para unas 6 raciones)
1 trozo (200g) de calabaza
1 calabacín
1 berenjena pequeña
6 champiñones
1 cebolla morada
1 puñado de hojas de espinacas
sal marina
pimienta negra
Para la crema de boniato:
4 boniatos
150ml de aceite de oliva virgen
30 ml llet vegetal de coco o almendras (sin azúcares añadidos)
1 c.p de garam masala
1 c.p de sal marina
Para decorar: almendra molida
Elaboración
Precalentar el horno a 180ºC.
Pelar los boniatos y cortarlos a trozos medianos. Poner a hervir una olla con agua y añadir los boniatos. Cocinar unos 20 minutos, hasta que estén tiernos. Colar los trozos de boniato y triturar con el resto de ingredientes. Reservar.
Cortar la cebolla morada a medias lunas y saltear en una sartén con un poco de aceite de oliva virgen y una pizca de sal marina, durante 5-7 minutos. Añadir los champiñones laminados y la calabaza, la berenjena y el calabacín cortados a dados pequeñitos. Saltear todo unos 10 minutos, hasta que empiecen a estar tiernas. Agregar pimienta al gusto y las espinacas. Saltear 2-3 minutos más y apagar el fuego.
Engrasar una bandeja de horno con un poco de aceite de oliva virgen. Verter las verduras y, por encima, colocar la crema de boniato.
Esparcir un poco de almendra molida por encima y gratinar al horno unos 30 minutos.
Sacar y dejar enfriar un poco antes de servir.
¡Espero que os guste!
Comenta