Después de unas semanitas de buen tiempo y mucho sol en las que las ensaladas empezaban a apetecer (y mucho), este fin de semana ha vuelto a refrescar.
Por eso aprovecho para compartir con vosotros la receta de una crema deliciosa para tomar calentita.
Si hay algo que me gusta es innovar y elaborar recetas con alimentos que uso poco en mi día a día, para así ampliar mi abanico de posibilidades culinarias y alimentarias.
La coliflor es una verdura que me gusta muchísimo y la consumo a menudo, pero hay un familiar suyo que nunca me había planteado comprar: el romanesco. Desde mi parecer, una verdura con una de las formas más preciosas que hay.
Un día lo probé y me encantó, así que pensé que debía elaborar más recetas con él.
El romanesco es una col que pertenece a la misma familia que el brócoli y la coliflor. Tiene un color verde lima y sus flores presentan una forma cónica y fractal, es decir, que tiene una estructura que se repite a diferentes escalas.
El romanesco es rico en vitamina C, ácido fólico (B9), provitamina A y minerales como el potasio, fósforo y calcio. Además, también es rico en fibra y en numerosos elementos fitoquímicos con propiedades antioxidantes.
¡Ah! y buena noticia, es la variedad de coliflor menos flatulenta.
Es por tanto un alimento muy nutritivo y, además, tiene un sabor riquísimo.
Puede cocinarse como una coliflor: al vapor, estofado, hervido… pero además he descubierto que queda súper rico en cremas. El romanesco es muy rico en pectinas, y eso hace que las cremas queden finas y cremosas.
Para elaborar esta receta he decidido mezclarlo con chirivía para que le diera un toque más dulce, patata y cebolla. El resultado: ¡una crema deliciosa!
«If opportunity doesn’t knock, build a door»
Ingredientes (para 4 personas)
1 romanesco
1 cebolla mediana
1 chirivía pequeña
1 patata mediana (150g)
1 diente de ajo
2-3 hojas de laurel
aceite de oliva virgen
sal marina
pistachos
cebollino
Elaboración
Cortar la cebolla a medias lunas. En una olla mediana saltear la cebolla cortada y un diente de ajo triturado con aceite de oliva virgen y una pizca de sal marina durante 10 minutos. Pelar y cortar la patata y la chirivia. Cortar el romanesco a flores y lavar. Reservar unas cuantas flores pequeñas de romanesco para decorar el plato al final.
Cuando la cebolla esté transparente, añadir la patata, la chirivia y las hojas de laurel. Cubrir con agua y hervir durante 8-10 minutos. Pasado este tiempo (cuando la patata esté cocida) añadir el romanesco y agregar agua hasta cubrir. Cuando empieze nuevamente a hervir, añadir una cucharadita pequeña de sal, tapar y dejar cocinar unos 4-5 minutos.
Apagar el fuego y retirar las hojas de laurel. Añadir un chorrito de aceite de oliva virgen y triturar hasta conseguir una crema fina y homogénea.
Servir la crema en boles individuales y decorar con pistachos troceados, cebollino picado y las flores de romanesco crudas.
¡Espero que os guste!
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