El pan es un alimento muy arraigado en nuestra cultura, ya que durante muchos años ha formado parte de la base de nuestra alimentación.
Actualmente sigue siendo muy consumido y desde la famosa pirámide alimentaria se sigue aconsejando que debe estar presente cada día. Pero…¿el pan que tenemos ahora es igual que el que se consumía antiguamente? Desgraciadamente no.
Primero deberíamos matizar, ¿qué es un buen pan? Es aquel elaborado a partir de una harina de calidad (proveniente de un cereal integral ecológico), masa madre o levadura madre, agua y sal, y que se deja fermentar durante un período largo de tiempo (unas 12-15 horas).
Pero este pan, el pan de verdad, lo encontramos en muy pocos establecimientos. En la mayoría de comercios encontramos un pan elaborado con harina blanca, levadura química convencional y con una fermentación muy corta. Sin hablar del pan que encontramos en los supermercados, donde la mayoría viene envasado, en forma de pan de molde, con un montón de aditivos y hasta algunos pueden llevar azúcar. Esto NO es pan.
A parte de la mala calidad, mucha gente cree que el problema del pan es el gluten, pero… ¿es este realmente el único problema? No. El problema no es sólo el gluten, sino el trigo en sí que se utiliza hoy en día.
El trigo que se utilizaba antiguamente no tiene nada que ver con el trigo que se utiliza ahora. A lo largo del tiempo el trigo se ha visto sometido a muchos procesos de selección con el fin de conseguir un pan más panificable y más rentable. De modo que ha que sufrido numerosas modificaciones que han llevado a un cambio en su estructura.
El trigo moderno actual contiene más gluten, pero también lectinas, y es pobre en minerales.
Cuando hablamos del gluten, bioquímicamente no está claro a que nos referimos, pero se trata de una mezcla de proteínas (prolaminas y glutelinas). Las prolaminas del trigo son las que dan más problemas ya que son muy difíciles de degradar por el intestino, y en algunos casos puede desencadenar reacciones immunológicas anómalas. Además, hay estudios que parecen indicar que la prolamina del trigo podría causar una hiperpermeabilidad intestinal en la mayoría de la población. Dato interesante a tener en cuenta teniendo en cuenta de la importancia de una buena salud intestinal para el buen funcionamiento del sistema nervioso y el sistema immunológico.
Por otro lado, el trigo también contiene un tipo de lectinas que no se desnaturalizan con el calor y si se ingieren en cantidades muy elevadas podrían resultar tóxicas por su capacidad de unirse a estructuras celulares.
Os dejo este artículo del blog Fitness Revolucionario, donde habla de los peores y mejores cereales, y cómo prepararlos.
¡Ei! pero hay algo que debemos tener muy claro. Si preferimos un pan sin gluten, NO debemos comprar aquellos que nos venden en la sección «gluten free» de los supermercados. Si algún día cae alguno en vuestras manos, os recomiendo que miréis las etiquetas… no llevaran gluten pero llevan muchas otras porquerías. Así que debemos alejarnos de todos estos panes envasados «gluten free».
Como he dicho antes, un buen pan es aquel elaborado con harina de calidad, masa madre o levadura madre, agua y sal, que se deja fermentar durante un período largo de tiempo.
¿Qué tipo de pan sería más aconsejable entonces?
Aquel elaborado con un trigo antiguo, como la pequeña espelta (tripticum monococum) o el trigo xeixa, aunque es bastante difícil de encontrar. Sino, pan elaborado con otras harinas integrales como el trigo sarraceno o arroz integral (que además no contienen gluten).
Son panes que cuestan más de encontrar. Por suerte, cada vez somos más conscientes que debemos alejarnos de una alimentación industrial para volver a recuperar alimentos de calidad, y si vamos pidiendo este tipo de pan, espero que cada vez haya más establecimientos que se planteen elaborarlos.
Aunque si sois cocinitas, siempre os queda la opción de aprender a elaborarlos en casa 😉
Hay personas que por una patología u otra, o simplemente porque así lo prefeieren, no comen ningún tipo de cereal o prefieren no abusar de ellos. Y si hay algo que siempre se hecha de menos (sobretodo al principio) es el pan, aún que sea para tener algo donde untar el aguacate por la mañana.
Hace tiempo, un familiar mío tuvo problemas de candidiasis e hizo un régimen muy estricto sin azúcares y sin cereales para poder deshacerse del problema. Gracias a un libro que le recomendaron, descubrió una receta para hacer un pan sin cereales a partir de harina de almendra.
Me la enseñó y ¡me encantó!
Hace poco, pensando ideas para hacer un pan distinto, recordé la receta y decidí hacerla cambiando algunas cositas. ¡Que rica!
Decidí probar dos versiones, una dulce con aceite de coco y canela, y otra salada con orégano, tomillo y tomates secos.
Quizás no queda como un pan que compras en la panadería, pero está muy rico y tiene cuerpo y consistencia como para poder usarlo como base para untar aguacate, un paté sardinas o un paté vegetal, compota de manzana, rodajas de plátano o cualquier otra cosa que se te ocurra en función de si escoges hacer la version dulce o salada.
Es una receta súper fácil y sencilla de preparar y, además, muy nutritiva.
«It is NOT how much we have, but how much we ENJOY, that makes happiness»
Pan de almendras y canela (versión dulce)
4 vasos (500g) de harina de almendra
1 vaso de agua mineral natural
2-3 c.s de canela en polvo
1 c.s grande de aceite de coco virgen
1 c.p de bicarbonato
1 c.p de vinagre de manzana
una pizca de sal
Opcional: uvas pasas
Elaboración
Precalentar el horno a 180ºC.
Mezclar todos los ingredientes en un procesador de alimentos hasta que queden bien integrados.
Engrasar un molde rectangular con un poco de aceite de coco y verter la masa.
Colocar en el horno y cocinar durante unos 40-45 minutos. Sacar y dejar enfriar.
Puede comerse tal cual o servir con plátano, compota de manzana, mermelada casera…¡lo que más os guste!
Pan de almendras, orégano y tomates secos (versión salada)
4 vasos (500g) de harina de almendra
1 vaso de agua mineral natural
2-3 c.s de orégano
1 c.s de tomillo
1 c.s de aceite de oliva virgen
6-7 tomates secos
1 c.p de bicarbonato
1 c.p de vinagre de manzana
una pizca de sa
Elaboración
En un bol, hidratar los tomates secos con agua templada durante unos 20-30 minutos y precalentar el horno a 180ºC.
Cortar los tomates hidratados a trocitos pequeños y mezclar todos los ingredientes en un procesador de alimentos hasta que queden bien integrados.
Engrasar un molde rectangular con un poco de aceite de oliva virgen y verter la masa.
Colocar en el horno y cocinar durante unos 45 minutos. Sacar y dejar enfriar.
Puede comerse tal cual o servir con aguacate y pimienta negra, guacamole, un paté de sardinas, un paté vegetal…¡lo que queráis!
¡Espero que os guste!
Hola Gina! He descubierto tu blog hace una semana aprox y me encanta!! Quiero hacer TODAS las recetas!! Por ahora he hecho el Hummus de coliflor y este pan en la versión salada….ambos muy ricos…sobre todo el pan que me ha conquistado! Gracias por compartir tus recetas. Un abrazo.
Hola Elena!! Muchísimas gracias!!! Me alegro mucho que te estén gustando las recetas !! A mi el pan de almendeas salado también me chifla jaja! Un abrazo guapa!!
Hola, no lleva huevos este pan?
Hola!! Puedes añadir pero no es necesario !